que lloran las barcas de mi caleta cuando el sol juega con el faro último, que la niña sirena flota en la orilla y sus pies bailan por bulerías de Cadiz, y la gaviota de tarde húmeda planea sobre la orilla que nunca termina...
Y... después de los poemas, entro en la calle Veedor , en el ultramarinos, y brindo con manzanilla vieja que huele al río que baja de Sevilla buscando a mi "Cai"...